domingo, 4 de septiembre de 2011

Ensucian la ciudad…y ni quien los pare


Reynosa, Tam.- En un grave problema para la ciudad y principalmente para la ecología, se han convertido los repartidores de publicidad de tiendas comerciales, que de la manera más irresponsable y sin ningún control, saturan a diario de papeles todos los rincones de la localidad.
La repartición de propaganda callejera, es la nueva y más frecuente modalidad que vienen utilizando las principales cadenas comerciales en Reynosa, seguramente por ahorrarse dinero y para dar a conocer sus ofertas del día, sin considerar el daño que le están causando a la salud de los reynosenses, al hábitat y a los sistemas naturales y artificiales pluviales.
Lo que para los brillantes diseñadores de mecanismos publicitarios de esas tiendas es una magnífica manera de difusión, ya en las calles se convierte en una voluminosa basura que inunda desde los patios de las casas donde es dejada, que banquetas, parques, terrenos baldíos, drenes, canales y hasta el río Bravo.
Hasta ahora no ha habido autoridad que le ponga freno a la situación con la que las calles se ven inundadas de propaganda de tiendas como HEB, Famsa, Smart y Soriana, tan solo por mencionar algunas.
Dichos comercios han estado utilizando los servicios de empresas que se encargan de contratar a todo tipo de personas para el reparto de su publicidad, pero no han tenido criterio para hacerlo de manera adecuada, mucho menos reglas que les prohíba dejar hasta tres o cuatro folletos en cada casa en las que dejan esos folletos que van de una sola hoja, hasta panfletos de 8 a 10 hojas.
Los pasquines que distribuyen de manera inmoderada éste tipo de empresas han estado causando daños considerables a la salud de los reynosenses y no existe autoridad ni municipal, ni estatal o federal que le dé una solución rápida al problema que contribuye de manera importante para que drenes y otros sistemas pluviales se vean obstruidos por la basura comercial.
Esa situación se genera porque los repartidores de dicha publicidad, con objeto de acabar más rápido su trabajo que implica caminar muchas horas bajo los rayos del sol, dejan folletos en cada ventana, puerta o rendija de las casas que van visitando, menos en el buzón del domicilio, que es donde deberían dejar sus papeles.
También la dejan en el parabrisas del vehículo y hasta en las puertas, lo que en la mayoría de los casos causa la molestia del dueño, quien acaba tirando todos esos papeles y sin leerlos.
La situación ocurre debido a que el supervisor -cuando llegan a traer- deja a los repartidores hacer lo que quieren, con tal de no bajarse del vehículo en el que va.
El problema merece la atención de las autoridades de ecología municipal, pues los daños que están causando son demasiados y cada vez más grandes.

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