Más intensa la cobardía delictiva

Amaneciendo, los primeros rayos del sol fueron descubriendo la nueva infamia cometida por el crimen organizado, ésta vez en el Estado de México, ésta vez el Periodismo apareció nuevamente como víctima de la violencia…ésta vez en contra de mujeres.
Desde muy temprano los cadáveres de dos damas, brutalmente golpeadas, torturadas, encintadas de manos y pies, fueron descubiertos en un campo de futbol en Iztapalapa, en el Estado de México, pero solamente hasta después de las 4 de la tarde, pudieron ser identificadas por sus familiares, quienes las buscaban desde días atrás.
Luego de todo el calvario al que fueron sometidas, ellas habrían sido estranguladas.
Aparecieron en un parque, en El Mirador, eran Ana María Marcela Yarce Viveros y Rocío González Trápaga, dos combativas comunicadoras, de 48 años de edad.
La primera de ellas era reportera, encargada de relaciones públicas de la revista Contralínea; mientras que Rocío González Trápaga había dejado de ser reportera de una televisora y actualmente ejercía el periodismo de manera independiente.
La Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal confirmó la identidad de las víctimas e informó que la última vez que las vieron fue el martes poco antes de las diez de la noche afuera de las oficinas de la revista, ubicada en la colonia Juárez, cuando al parecer se disponían a ir ambas a un convivio con amigas mutuas.
Sin control ni remedio, las distintas bandas del crimen organizado parecería que compitieran para establecer el nivel de cobardía entre ellos, victimando lo mismo a hombres que a mujeres, ancianos y menores de edad, uno a uno, en pares o de manera masiva.
El asesinato de Marcela Yarce y Rocío González, no solo es un nuevo y brutal golpe al Periodismo mexicano, sino a la libertad de expresión, a la democracia en sí, un golpe que sigue incrementando el odio de un pueblo que día a día se acerca cada vez más al estallido social.
En su página de Internet, Contralínea comunicó “con profundo pesar el fallecimiento de las periodistas Marcela Yarce Viveros y Rocío González Trápaga” .
Descansen en paz.