sábado, 16 de julio de 2011

Razones y Palabras...turisteando por Tamaulipas

Si piensa viajar, no lo dude tantito en Tamaulipas lo esperan con los brazos abiertos. Ya pasó lo peor, la violencia bajó sustancialmente en Soto La Marina, Abasolo, Aldama, Hidalgo, Mier, Miguel Alemán, las playitas de Reynosa, Río Bravo, Valle Hermoso, la Playa Bagdad en Matamoros, Miramar en Ciudad Madero, eso sí, viaje de día, no vaya ser que lo desconozcan.

Morelos Canseco Gómez, Secretario General de Gobierno y Rafael Lomelí Martínez, de Seguridad Pública, Mónica González García de Desarrollo Económico y Turismo, le aseguran un viaje sin sobresaltos.

En el Tejón, ya no pasa nada, mucho menos en la Carreta Vieja y Nueva, en los Vergeles sólo los papalotes olvidados del parque Eólico asustan de tanto dar vueltas con el viento.

Siéntase seguro, en la Laguna Madre soplan vientos de nuevas esperanzas y en San Fernando la gente mala huyó despavorida a la llegada de los Marinos, soldados y Policías Federales de Genarito García Luna.

Allá, en cualquier esquina le prepararán un pescado frito o una buena sopa de mariscos y nadie perturbará su deliciosa comida, en serio.

Vaya con tranquilidad al Chorrito a pagar la manda prometida desde hace más de un año a la Virgencita de Guadalupe. Almuerce un rico guiso de cabrito y de regreso en el ejido Pedro J. Méndez cómprese un pan de elote para que lo deguste en casa con un café con leche.

En Miguel Alemán coma en el restaurante del Hotel Tío Luz una rica cecina o machaca con huevo y tortilla de harina, al fin que Canseco Gómez dice que ahí todo está en calma.

Y si para Valle Hermoso es su viaje de placer, busque las fondas de chicharrón de catán, chance y no se lo hayan acabado, con tanta mortandad que hay por esos lares. Y sí lo piensa mejor en el Tomy’s de Río Bravo cualquier platillo es bueno.

Y si la Bagdad es su punto de llegada, no lo piense dos veces, coma rico, barato y bueno en “El Tío”, o bien ahí enseguidita, está el Piedras Negras, ahí lo atenderá el atentísimo Ramón que le preparará una rica salsa molcajeteada y luego vaya usted a la playa, allá don Homar Zamorano Ayala lo espera en “Los Delfines”.

La heroica Matamoros es prácticamente una iglesia donde sólo la brisa del Golfo de México le acaricia el rostro. Nada hay que perturbe la calma de monasterio que allá se respira.

Pero si por error se le aparece el chamuco o las gavillas de bandoleros, llámele a Morelos Canseco Gómez o a Rafael Lomelí, ellos raudos y veloces irán con Superman y los cuatro fantásticos a su rescate.

Qué conste, si le toca la mala suerte de morir en el intento de turistear en Tamaulipas, lástima, resultó ser sólo un daño colateral.

Así que ya lo sabe viaje ahora y pague después, al fin que lo cuidarán los ángeles de Felipe Calderón, algo así como diez mil entre militares, marinos y federales.

Tamaulipas es un estado fuerte, seguro, humano, sustentable… ¿cuál inseguridad?

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